Un Físico y su hijo de 14 años crean una capa de invisibilidad de tamaño humano.
Un profesor de Física de la Universidad de Rochester (Nueva York) ha construido, con la ayuda de su hijo de 14 años, una capa de invisibilidad sencilla y barata, pero que funciona de forma sorprendentemente eficaz y es capaz de ocultar a una persona en todo el espectro óptico.
En los últimos años, la posibilidad de volver invisible un
objeto ha captado la atención tanto del público en general como de la
comunidad científica, animados unos por los personajes de la cultura
popular como Harry Potter y otros por el interés investigador y las
aplicaciones prácticas que podría ofrecer una tecnología
semejante. Los experimentos realizados hasta ahora en laboratorios de
todo el mundo pueden ocultar un objeto de la vista a ciertas
frecuencias. Algunos utilizan la óptica para curvar la luz alrededor de
una región del espacio y otros tiran de metamateriales,
sustancias sintéticas con propiedades ópticas desconocidas en la
naturaleza. John Howell, especialista en física cuántica, y su hijo
Benjamin construyeron tres dispositivos diferentes para demostrar que es
posible crear una capa de invisibilidad óptica barata y para objetos
grandes.
En un artículo que han publicado recientemente en Arxiv,
padre e hijo explican las ventajas y limitaciones de los tres métodos
que utilizan. El primer dispositivo utiliza plexiglás, fuera del cual
modelaron recipientes en forma de L llenos de agua. El segundo utiliza
cuatro lentes de 3 dólares para mostrar un camuflaje óptico similar al
que un grupo de la Universidad de Cornell demostró hace poco. El tercer
dispositivo, que será familiar a muchos magos aficionados, utiliza un conjunto de espejos comprados en tiendas de bajo coste.
Ocultar satélites
En lugar de emplear metamateriales complejos, los Howell
hacen el mismo trabajo con lentes convencionales y espejos que dirigen
la luz alrededor de la región del espacio que quieren ocultar. Los
resultados son impresionantes, como puede verse en el vídeo sobre estas
líneas, donde Benjamin y su hermano pequeño Isaac desaparecen como por
arte de magia.
En su estudio, los Howell subrayan que el dispositivo solo ha costado 150 dólares, realmente
algo ridículo, y es «claramente escalable a grandes dimensiones»,
aunque tiene algunos inconvenientes. El científico admite que
probablemente la mayor limitación es que funciona solo en una única dirección,
pero para algunos usos esto podría no ser un problema, por ejemplo, en
el caso de camuflar satélites espía que orbitan la Tierra. Seguro que
unos cuantos gobiernos podrían estar interesados.